martes, julio 21, 2009

JACA.




Fue algo decidido sobre la marcha. Una pequeña locura de esas que dan todo el sentido del mundo a la vida y que hace del momento inesperado una aventura. El caso es que pensado y hecho. Decidimos ir a Jaca a dar una sorpresa a los niños, mis sobrinos, que estaban por aquella zona de veraneo. Compinchada con mi hermana, quedamos en el famoso bar donde sirven la patata, de la que os hablé en el blog el año pasado por estas fechas, y allí nos presentamos. No puedo ni explicaros las caras de sorpresa de Dani Y Blanca al vernos entrar por la puerta, ese momento me hizo comprender que, sin duda, mereció la pena con creces hacer unos cuantos kilómetros más de la cuenta.

3 comentarios:

belén dijo...

Me encantan las fotos Lorena.Que buena pareja hacéis. Menuda sorpresa se debieron de llevar tus sobrinos, si es que los niños son la cosa más agradecida del mundo; pero déjate que crezcan y entren en la etapa adolescente, verás como no les hace tanta ilusión,jejejeje, si es que por esas edades pasamos todos.

BIQUIÑOS

Marisol dijo...

Esa patataaaa....uuuuum....que buena pinta! Si que tienes razón en que las cosas no programadas suelen ser las mejores! Besotes

Lorena dijo...

Belén: Holaaaaaaaaaaaa!!!, pues si, la verdad es que ahora mis sobris tienen una edad ideal para estas cosas, así que disfrutamos un montón de ver lo contentos que estaban. Un besote gordo reina!

Marisol: Pensado y hecho y al final es lo mejor. Te veo mañana, un abrazo!!